Muerte del escritor Amado Nervo

Amado Ruiz de Nervo y Ordaz, más conocido como Amado Nervo. Escritor reconocido por haber pertenecido al movimiento modernista. Resalta por su escritura con características de rechazo a la realidad cotidiana, ubicando sus escritos en lugares exóticos y lejanos. En cuanto a su estilo de escritura se encuentra el lenguaje formal en busca de la perfección, con una mezcla de vitalidad y melancolía. Resalta además su uso de imágenes muy plásticas, una forma de describir la belleza a través de otras artes. 

 

El escritor nació el 27 de agosto de 1870 en Tepic, Jalisco.  La etapa inicial de su vida fue marcada por la pérdida de su padre y su hermano. Por lo cual su familia quedó en una situación económica comprometida, y tuvo que perseguir su carrera desde una temprana edad. En 1894 se mudo a la Ciudad de México, ahí inició a obtener reconocimiento y a colaborar con revistas y otros artistas. Inició su proceso en la Revista Azul  –que es referencia importante para hablar del inicio del movimiento modernista–  y formó parte de la redacción de El Universal, El Nacional y El Mundo. Logró establecerse por fin como escritor con la publicación de su primera novela El bachiller (1895) y sus libros de poesía Perlas Negras y Místicas (1898). 

 

Con los años y sus publicaciones logró ser reconocido como poeta, pero además atendió en ese periodo puestos como docente y burocrático. Entre estos se encuentra su profesorado en la Escuela Nacional Preparatoria y su puesto como secretario de la embajada de México en Madrid. A pesar de desempeñar estos cargos, nunca dejó la escritura, en este periodo se dieron sus publicaciones de poesía más destacadas de su carrera. En voz baja (1909), Serenidad (1915), Elevación, Ellos (1912), Mis filosofías y Plenitud (1918). 

 

El escritor falleció de uremia el 24 de mayo de 1919 en Montevideo, Uruguay. Se encontraba representando a su país en el Congreso Panamericano del Niño. Al autor se le encasillo con la etiqueta de modernista, sin embargo, sus poemas tenían una fuente de misticismo y tristeza. Sus obras hacían un uso complejo de las palabras, en la que se reflejaba su sentimiento religioso y melancólico. En su escritura abandonó de forma progresiva algunos artificios técnicos como la rima, para dejar en su escritura una huella única de él.