José Alfredo Jiménez, cantante y compositor mexicano

José Alfredo Jiménez Sandoval nació el 19 de enero de 1926, en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Hijo del único farmacéutico de su pueblo, Alfredo Jiménez descubrió paulatinamente su vocación de cantautor durante los primeros diez años de su vida con pequeñas composiciones dedicadas al campo y los animales.

 

Tras la muerte de su padre en 1936, la vida plácida de Jimenéz terminó. Su familia se vio obligada a vender la farmacéutica de su padre y establecerse en la Ciudad de México, donde terminó su educación primaria, pero la falta de dinero lo orilló a él y a su hermano mayor a buscar una forma de sustentar a la familia.

 

Jiménez trabajó como mesero en el restaurante La Sirena en la Ciudad de México, donde también amenizaba el lugar junto con su banda ranchera Los Rebeldes, en la que contribuyó con su voz y sus composiciones, que toman como inspiración sus vivencias y las de sus amigos. La suerte tocaría a su puerta cuando fue presentado ante el director artístico de RCA para grabar sus primeros temas.

La radio fue el medio que lo catapultó a la fama, primero prestando sus composiciones y finalmente interpretándolas él mismo. En 1950 interpretó en vivo Yo, su primera canción de éxito. Si bien varias de sus letras fueron interpretadas por cantantes de la talla de Pedro Infante, el propio Jiménez se consolidó como un compositor y cantante de renombre con canciones como Ella, El 15 de Septiembre y Como un criminal.

Al igual que otros cantautores de la época, participó en teatro, radio, televisión y cine. Entre sus más renombradas participaciones se encuentran películas como Guitarras de medianoche, Juana Gallo, Ahí viene Martín Corona y El ciclón de Jalisco. Fue en estos medios que poco a poco se consolidó no sólo como músico, sino como un ícono de la cultura mexicana.

 

Desafortunadamente, sería la bebida la razón principal de su temprana partida. El llamado Hijo del pueblo falleció el 23 de noviembre de 1973 en la Ciudad de México a causa de una cirrosis hepática que lo venía aquejando desde tiempo atrás. Sus restos descansan en el pueblo de Dolores Hidalgo.

 

El genio musical de Jiménez sigue fascinando por su falta de educación musical formal: desconocía algunos términos y no tocaba ningún instrumento. Los únicos instrumentos que Jiménez conocía a plenitud eran su voz y su letra. El maestro Rubén Fuentes, quien realizó varios arreglos para sus canciones, menciona que «José Alfredo simplemente silbaba la melodía». 

 

El legado que dejó Jiménez ha perdurado con el paso del tiempo y ha traspasado fronteras. A día de hoy, decenas de cantautores siguen rindiéndole homenaje a través de reinterpretaciones de su obra o tributos en forma de canciones. Su influencia y permanencia dejan claro que sigue siendo, como también solían llamarlo, El Rey.