Agustín Yáñez: escritor y político mexicano

Cuando se menciona a Agustín Yáñez es probable que se piense en “el pueblo de mujeres enlutadas”, uno de los parajes que se encargó de crear y de describir en una de sus obras más reconocidas - Al filo del agua -. Espacio que inmortalizó en la escritura y sigue impactando a sus lectores.  

 

Agustín Yáñez Delgadillo nació el 4 de mayo de 1959 en el barrio del Santuario de la ciudad de Guadalajara, vivió hasta los setenta y cinco años, de los cuales todos dedicó a la escritura. Plasmó la etapa inicial de su vida en Flor de juegos antiguos (1942) donde quedaron sus vivencias de infancia, en Por tierras de Nueva Galicia (1928) su etapa de juventud. De esta forma cada obra  del autor lleva una parte de él, su novela Al filo del agua (1947) y las otras tierras que construyó en la ficción La tierra pródiga (1960) y Las tierras flacas (1962); llevan inspiración para la creación de sus personajes y espacios, lugares que el autor experimentó y plasmó en esas novelas. La costa de Jalisco fue inspiración para La tierra pródiga. Las tierras flacas toman el uso de refranes del occidente mexicano para la creación de sus diálogos. Aún de forma indirecta Yáñez se encargó de dejar tintes de él en sus obras y de inmortalizar esos espacios en la escritura. 

 

Hablar solamente del escritor Agustín Yáñez sería ignorar completamente la otra parte de él, la que está inmersa en el mundo de la política y el sector educativo. Inicialmente fue docente de distintas escuelas y universidades hasta pasar a ser director de la educación primaria en el Estado de Nayarit (1930 a 1931) y director de la Oficina de Radio de la Secretaría de Educación Pública (1932 a 1934). Cargos que fueron creciendo hasta su gestión como gobernador del estado de Jalisco (1953 a 1959). Durante ese periodo se fundó la Escuela de Trabajo Social, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara, la Biblioteca Pública y la Casa de la Cultura, entre otros edificios culturales.  Conviviendo ya en este punto con el partido político de ese tiempo, fue que fungió parte del gabinete de Gustavo Díaz Ordaz (1964 a 1970), como Secretario de Educación Pública. 

 

Durante ese periodo Yáñez no dejó de plasmar sus vivencias en la escritura, desde su puesto como gobernador de Jalisco hasta el fin de su cargo como secretario de la educación pública, el autor publicó cinco novelas (La creación, La tierra pródiga, Ojerosa y pintada, Las tierras flacas y Perseverancia final). Con el fin de esos cargos fue que llegó el periodo en el que el autor escribió sus últimas obras publicadas: Las vueltas del tiempo (1973), La ladera dorada (1978) y su última novela Santa Anna, espectro de una sociedad (1981), además de dedicar sus últimos años a ser titular de la Comisión Nacional de Libros de Textos Gratuitos. 

 

Agustín Yáñez falleció el 17 de enero de 1980 en la Ciudad de México, fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres de la misma ciudad.  Dejando de esta forma su legado como escritor y una parte de él en cada una de sus obras.