Natalicio de Alfonso Reyes

"El libro enriquece igualmente la soledad y la compañía... La vida muere, los libros permanecen". Alfonso Reyes
El escritor Alfonso Reyes Ochoa reconocido en la actualidad como uno de los impulsores de la cultura más importantes de su tiempo. Obtuvo gracias a esta característica notable de él, el apodo de “regiomontano universal”, debido a las fronteras que rompió no solo con su escritura, sino con el impulso que brindó en el mundo de las artes. 
 
Alfonso Reyes nació el 17 de mayo de 1889 en Monterrey, Nuevo León. Afectado desde su juventud por las consecuencias y la decadencia del Porfiriato –desigualdades e injusticias sociales– se interesó en lograr un cambio mediante el arte y la educación. Desde su inmersión en la carrera de la Facultad de Derecho en la Ciudad de México este interés se vio acentuado al estar rodeado de personas que pensaban de forma similar a él. Junto a Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, José Vasconcelos, entre otros, formó parte de la fundación del Ateneo de la Juventud en 1908. Una agrupación cultural que pretendía escribir y promocionar la cultura que diera paso a un México moderno y contemporáneo. 
 
Esta sería la base que marcaría el desarrollo de su activa participación en la promoción de la cultura. Llegando a desempeñar en esta área diferentes cargos como sus años de dirección de la Casa de España que llevó al origen de El Colegio de México, su labor en la Academia Mexicana de la Lengua y su presencia en El Colegio Nacional.
 
En cuanto a su labor como escritor sus obras completas abarcan veintiséis volúmenes que incluyen: libros de versos, crítica, ensayos, entre otros. En total su obra llega a los doscientos dos libros. Entre las obras que destacaron de su carrera literaria se encuentra la Visión de Anáhuac (1917). Considerada como una de los escritos con una visión lúcida y poética del México prehispánico, obra que ofrece una base cultural occidental y de raíz indigena. Entre las demás obras del autor que sobresalen se encuentran Cartones de Madrid (1917), Simpatías y diferencias (1921-1926), Ifigenia cruel (1924), Junta de sombras (1949), El deslinde (1944) y Norte y Sur (1945).  Gracias a su reconocida trayectoria obtuvo el Premio Nacional de Literatura en México en 1945, el Premio de Literatura Manuel Ávila Camacho (1953), el reconocimiento del Instituto Mexicano del Libro (1954) y llegó a ser candidato al Premio Nobel en cuatro ocasiones (1945, 1949, 1953, y 1959). 
 
Durante los años de su carrera como diplomático y escritor siempre se mantuvo rodeado de artistas e incluso dio hospedaje a varios como Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, los hermanos Henríquez Ureña, Salvador Novo, Xavier Villarrutia, entre otros. Durante sus años dedicados a la difusión del arte fueron pocas las actividades que no fueron influidas, dirigidas u orientadas por él. Es por eso que desde su fallecimiento en 27 de diciembre de 1959, fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres en la Ciudad de México. Dejando prueba de la importancia de su legado cultural bajo la placa de “escritor y diplomático” que lo conmemora en la rotonda. 
 
Enlaces externos:

Atentamente

"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 17 de mayo de 2022
 
Texto: Erika Zamudio
Diseño: Joane Manél
Fotografía: Casasola Archive.(1924) Lic. Alfonso Reyes, retrato.jpg [Fotografía]. Mediateca INAH. http://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/fotografia%3A405647